Un imponente edificio cerca del río Ebro es testigo desde el siglo XIV de la historia de Tortosa. La catedral de Santa Maria es, junto con el
castillo de la Suda y los
Reales Colegios, el conjunto arquitectónico más destacado de la ciudad.
En el mismo emplazamiento que ocuparon sucesivamente el foro romano, una mezquita y una catedral románica, se levanta la actual catedral de Santa Maria, que se empezó a construir en 1347 siguiendo los preceptos del
gótico más clásico. Sin embargo, incluye elementos constructivos posteriores como la fachada barroca terminada en 1757.
Del conjunto destacan la
nave central y el
claustro, con una importante muestra de lapidario, y la
capilla de la Virgen de la Cinta, de estilo barroco.
Asimismo, no se puede pasar por alto el rico patrimonio pictórico y escultórico que ha tenido la catedral de Tortosa empezando por el retablo de la
Virgen de la Estrella (siglo XIV) que preside el altar mayor. Otros retablos góticos han ocupado las paredes de la basílica como el de la
Virgen de los Ángeles, de Pere Serra (actualmente en el MNAC), o el de la
Transfiguración, atribuido al taller de Jaume Huguet.
Este último es una de las obras estrella del
Museo de la Catedral, que muestra cerca de
200 piezas del arte religioso acumulado durante nueve siglos. Se pueden ver pinturas, esculturas, tapices, objetos de orfebrería y una valiosa colección de códices.