La cultura catalana no se puede entender sin los grandes equipamientos de Barcelona. Son escenarios que se han convertido en la columna vertebral de la cultura del país.
El Palau de la Música, obra de Lluís Domènech i Montaner y Patrimonio la Humanidad por la Unesco, es mucho más que una refinada muestra de la arquitectura modernista. Testigo de episodios claves de la historia catalana, se ha convertido en referente para los catalanes.
Compartiendo protagonismo como símbolo de la cultura catalana está el Gran Teatro del Liceo. Construido en 1847 y ligado desde los inicios a la burguesía barcelonesa, este edificio ha sobrevivido a dos episodios catastróficos: una bomba anarquista en 1893 y un incendio en 1994.
Entre los equipamientos contemporáneos vinculados a las artes escénicas destacan el Teatre Nacional de Catalunya (TNC), el Teatre Lliure y el Mercat de les Flors. En el ámbito musical, la referencia más allá del Palau de la Música y el Liceo es L’Auditori de Barcelona. En cuanto al arte, las principales instituciones son el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), que ofrece una perspectiva global e histórica del arte catalán, y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), escaparate del arte más actual.