Al pie del Canigó encontramos el
monasterio de Sant Miquel de Cuixà que, junto con
Ripoll, fue un poderoso
centro religioso,
político y
cultural durante la Edad Media.
El nacimiento del monasterio data del año 879, y es fruto de una desgracia: después que una riada destruyera la abadía de
Sant Andreu d’Eixalada, los monjes supervivientes se instalaron en un pequeño cenobio dedicado a San Germán y dirigido por el padre Protasio. A raíz de estos hechos y gracias a la protección de los
condes de Cerdanya y
Conflent, esta pequeña celda se convertiría en el
monasterio de Sant Miquel y Sant Germà de Cuixà, uno de los más poderosos de la época.
El siglo X fue el de la
consolidación del monasterio: sus tierras, dominios e iglesias que de ellos dependían crecieron de forma espectacular. En el 956, Garí reconstruyó la iglesia de Sant Miquel, levantada pocos años antes por el
conde Sunifred.
La llegada del
abad Oliba, introductor del románico lombardo en Cataluña, supuso una revolución arquitectónica del monasterio. Oliba añadió dos pasillos, tres absidiolas y levantó un cimborio que se sostiene con columnas de mármol rosa y capiteles de mármol blanco. También edificó la
cripta de la Natividad o del Pesebre de planta circular, la
capilla de la Trinidad y dos campanarios lombardos a ambos lados del crucero (actualmente solo queda uno).
El
claustro se empezó a construir durante el siglo XII por orden del
abad Gregorio. Hecho con mármol rosado y una espectacular decoración escultórica, era uno de los más grandes de los condados catalanes. Actualmente, para seguir la pista a algunos de sus capiteles tenemos que viajar hasta
Nueva York, en el museo
The Cloisters.
Sant Miquel de Cuixà tiene el honor de ser considerado el lugar de nacimiento de la
lengua catalana. Posiblemente, del escritorio de Cuixà salió la célebre
Canción de Santa Fe, un poema hagiográfico que se considera uno de los ejemplos literarios más antiguos en una
lengua romance, aunque se discute si se trata de lengua occitana o catalana.
Entre los muchos nombres ilustres vinculados a Sant Miquel de Cuixà encontraremos los del arquitecto y arqueólogo Josep Puig i Cadafalch, encargado de las campañas de
restauración del monasterio hechas en 1938, y el del músico
Pau Casals, que inauguró el
Festival de Música Clásica de Prada en 1954.
Sant Miquel de Cuixà forma parte de la escapada ‘
Fin de semana románico: del Ripollès a la Cataluña del Norte.
Autor de las fotografías: Josep Renalias.