En el sur de Barberà de la Conca encontramos la bodega del
Sindicato Agrícola de Barberà de la Conca, conocida como “
bodega de Dalt” o “
Sindicato de los ricos”. Se construyó entre los años 1920 y 1921 y entre sus artífices se encuentran el arquitecto
Cèsar Martinell, el enólogo
Isidre Campllonch y el ingeniero ecólogo
Imbert. Profesionales que ponían todo su talento
al servicio de la burguesía agraria reformista.
La construcción fue una de las más modernas de su tiempo, gracias sobre todo a las innovaciones técnicas introducidas por Martinell. Son innovaciones que afectan tanto a la arquitectura como a la tecnología necesaria para la elaboración de vino y que Martinell aplicó a casi todas las bodegas que diseñó: levantar la estructura de las naves sobre arcos parabólicos de ladrillo, situar las ventanas en la parte baja de las naves, hacer los lagares subterráneos cilíndricos y separados por cámaras aislantes y, por último, la composición y textura de las fachadas.
El edificio tiene dos naves rectangulares paralelas, pero, a diferencia de otras bodegas, sus dimensiones son desiguales. La grande estaba destinada a la estiba mientras que la pequeña se dividía en muelle de descarga, sala de máquinas y casa del conserje.
El cuerpo principal, de 43 por 21 metros, está dividido en
tres naves y presenta la típica
planta basilical utilizada en las
iglesias cristianas. Las naves están separadas por pilares con planta de cruz que, en la parte superior se bifurcan dando lugar a arcos equilibrados o catenarios (muy utilizados por
Antoni Gaudí). Encima de los arcos hay unas paredes donde descansan las armaduras de cubierta que sostienen el tejado de doble vertiente; en las paredes hay grandes ventanas de ladrillo visto –igual que las puertas- que iluminan esta gran nave central.
Pero lo que más destaca del exterior es la elegante torre de l’aigua, construida posteriormente. Tiene dos cuerpos, uno de planta cuadrada y otro octogonal y finaliza con una coronación cónica. Algunos autores han asimilado esta estructura con los campanarios barrocos. Una referencia más de las “catedrales del vino” en los templos cristianos de nuestra tierra.