En medio del valle de Àger, en lo alto de una colina, se alza la antigua
canónica de Sant Pere, uno de los conjuntos más importantes del
románico catalán. Rodeadas por una y situadas en un punto estratégico que domina todo el valle, sus piedras llevan escrita una parte de la historia de la
conquista cristiana.
El origen del conjunto lo encontramos en el castillo levantado por los árabes. El
valle de Àger, así como la mayoría de las tierras de
Lleida, quedaron bajo el dominio islámico a principios del siglo VIII. Y no fue hasta el siglo XI que los
cristianos, comandados por
Arnau Mir de Tost, ocuparon la fortaleza. Arnau Mir y su esposa Arsenda convirtieron el castillo en su centro político y residencia y ordenaron la construcción de la
iglesia de Sant Pere, que pronto acogió una comunidad de canónigos.
El conjunto comprendía varios edificios provenientes de construcciones, transformaciones y estilos diversos: la iglesia, con una parte más antigua que configuraba la
cripta, el
claustro románico, que en el siglo XIV se sustituiría por un de estilo gótico por orden de Pedro I, conde de Urgell, y dependencias góticas, reformadas en algunos casos para adaptarlas a los nuevos estilos, como el refectorio renacentista.
Tras una época de esplendor, en gran parte por el privilegio de la exención episcopal, el conjunto entró en decadencia en el siglo XV debido al despoblamiento del valle de Àger y la guerra contra Juan II. En el siglo XVI Sant Pere de Àger se secularizó y se convirtió en colegiata. Posteriormente quedaría derrumbada bajo los golpes devastadores de guerras, asedios y saqueos (la de los Segadores, la guerra de Sucesión y la guerra del Francés, entre otros).
Actualmente se pueden encontrar ornamentos y pinturas murales en el
Museo Nacional de Arte de Catalunya, en el
Museo de Lleida Diocesano y Comarcal y en los Estados Unidos.
La Colegiata de Sant Pere de Àger forma parte de la escapada ‘
Descubriendo Àger’.
Autores de las fotografías: Galazan, Rotatebot y Josep Renalias.