"La mejor palabra es la palabra no dicha, como todos saben, soy un hombre de pocas palabras y un músico de pocas notas". Frederic Mompou se definía como un hombre tímido y discreto, lo que se traspasaba también a su música
delicada e íntima, con influencias impresionistas. Él mismo la llamaba "música callada". Esta sutileza llevó a ser uno de los compositores
catalanes más reconocidos internacionalmente, sobre todo por sus piezas para piano solo.
Tras su muerte en 1987, su viuda, la
pianista Carmen Bravo, se dedica a la difusión de la obra de su esposo. Finalmente, en 2006 crea -junto con la entidad Joventuts Musicals de Barcelona y el Sr. Joan Millà i Francolí- la
Fundación Frederic Mompou. Su objetivo es conservar, dar a conocer y promover el
estudio y difusión de la obra de Mompou, sobre todo entre los jóvenes, a quien el músico tenía una especial estima.
La sede de la fundación está en el piso donde vivía el matrimonio Mompou en el Passeig de Gràcia de Barcelona, que dispone aún de objetos personales. Además, esta entidad custodia parte del fondo del compositor, entre el que se cuentan varias piezas para piano inéditas, datadas entre 1911 y 1920, así como algunas de la década de los 40. La otra parte se encuentra en la
Biblioteca de Catalunya. Su piano se conserva en
Museu de la Música de Barcelona.